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Carlos Kisner 200

Con la llegada del frío, crece un riesgo invisible: cómo prevenir la intoxicación por monóxido de carbono

  • Foto del escritor: Winifreda
    Winifreda
  • hace 14 horas
  • 2 Min. de lectura

Con el inicio de los días más fríos, las estufas y calefactores vuelven a encenderse en miles de hogares argentinos. Pero con ese gesto cotidiano también reaparece un enemigo silencioso y potencialmente letal: el monóxido de carbono (CO). Incoloro, inodoro e insípido, este gas puede acumularse sin ser detectado en espacios cerrados, y provocar desde malestares leves hasta la muerte.


Según datos de la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica, cada año mueren en Argentina unas 200 personas por intoxicación con monóxido de carbono, y se registran alrededor de 40.000 casos clínicos, la mayoría de ellos totalmente evitables.


“Cualquier artefacto que utilice material combustible como gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera o plásticos puede producir monóxido de carbono cuando se quema en forma incompleta en ambientes con escasa ventilación”, advirtió la Dra. Fernanda del Valle Saravia, médica de Boreal Salud (MP 9869).

En los hogares, los principales generadores de CO son calefones, estufas, termotanques, braseros, salamandras, cocinas, anafes, calentadores, parrillas a leña o carbón y hornos a gas o leña. El problema se agrava porque, con la llegada del invierno, muchas familias tienden a mantener puertas y ventanas cerradas para conservar el calor, lo que reduce el ingreso de oxígeno y facilita la acumulación del gas.


Cinco claves para prevenir la intoxicación por monóxido de carbono:

  1. Revisión de instalaciones de gas: Es fundamental que estufas, calefactores y hornallas estén en perfecto estado. Una llama amarilla o anaranjada, o la presencia de hollín, son señales de combustión defectuosa. En esos casos, se debe acudir a un gasista matriculado.

  2. Ventilar todos los días: Aunque haga frío, abrir puertas y ventanas durante al menos unos minutos al día permite renovar el aire y disminuir el riesgo de acumulación de gases tóxicos.

  3. Nunca dormir con artefactos encendidos: Especialmente si no tienen salida al exterior. Dormir con estufas prendidas puede ser mortal, ya que los síntomas suelen pasar inadvertidos mientras se duerme.

  4. Instalar detectores de CO: Estos pequeños dispositivos, de bajo costo, pueden salvar vidas. Detectan la presencia del gas en el ambiente y emiten una alarma sonora. Se recomienda colocarlos en espacios cerrados con artefactos a combustión.

  5. Conocer los síntomas: Dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, visión borrosa, debilidad y dolor en el pecho pueden ser signos de exposición al CO. En casos severos, se presentan convulsiones o pérdida del conocimiento. Ante cualquier sospecha, se debe acudir de inmediato al centro de salud más cercano.


“Niños, personas gestantes, adultos mayores, fumadores y quienes tienen enfermedades cardiovasculares o respiratorias son los más vulnerables”, alertaron desde Boreal Salud.

El monóxido de carbono no avisa. No se ve, no se huele, no se siente. Pero actúa rápidamente sobre el organismo. Por eso, la mejor defensa es la prevención. Unas simples acciones pueden marcar la diferencia entre un invierno seguro y una tragedia evitable.

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