El aceite de cannabis y otros productos medicinales a base de marihuana son consumidos en La Pampa pese a que la regulación de los mismos aún no permite la libre comercialización de esos productos. El alivio de la persona enferma es una prioridad que se antepone. En General Pico este diario pudo acceder al testimonio de dos casos de personas con cáncer que optaron por probar con esta terapia alternativa de forma paralela a su tratamiento oncológico.
Una vecina de esta ciudad con mieloma múltiple lleva más de un año con el consumo oral de aceite de cannabis, su hijo dialogó con LA ARENA y explicó que hace tiempo estaban con un diagnóstico muy grave para su madre. Junto con el cáncer había otras afecciones que atentaban contra su salud y el panorama era terminal y a corto plazo. Entonces un familiar que vive en Chile, y también tenía a su progenitora con problemas de salud, les habló del aceite de cannabis porque en ese país la legislación ya contempla la producción de productos medicinales a base de marihuana.
Con ese conocimiento la familia piquense comenzó el periplo de conseguir el aceite. Probaron un producto para realizar masajes que no les dio resultado y optaron por el de consumo oral.
La paciente continuó con su tratamiento habitual pero sumó varias dosis diarias de gotas de aceite, y entonces notó varias mejoras como la desaparición de las nauseas, menos dolor y más relajación. La familia notó una mejora progresiva pero quizás el mayor inconveniente es pensar en un tratamiento continuo cuando el aceite es difícil de conseguir.
El entrevistado dijo que ante la ilegalidad de adquirir el producto, no se plantearon un acercamiento al narcotráfico como aseguran algunos. Porque hay una diferencia entre la droga vendida para entretenimiento o placer, y la de uso medicinal. Además, ante el dolor de un ser querido las prioridades adquieren otro orden.
“Es muy cruel”.
El caso de otra vecina con cáncer en los huesos tiene varias coincidencias con el planteo anterior. Se trata de una jubilada que hace unos tres meses comenzó a consumir el aceite de cannabis. Para ella “la medicina tradicional es muy cruel”, con pocas expectativas de lograr una sanidad completa y además hay que sobrellevar los efectos secundarios de las drogas de laboratorio.
Un médico que trabaja con medicina natural fue quien le comentó del aceite de cannabis y sus posibles beneficios. Así hablando con un familiar de Buenos Aires se enteró de otra persona que consumía el aceite por la enfermedad de Alzheimer y logró hacer un contacto con un proveedor.
El motivo principal de esta mujer fue mitigar los dolores y lograr más movilidad sin agregar otra droga de laboratorio a su cuerpo. La entrevistada indicó que la obra social no accede a cubrir el tratamiento con cannabis cuando hay aún otros analgésicos y calmantes tradicionales por utilizar.
La vecina explicó que su oncólogo no se opuso al consumo del aceite mientras que el otro tratamiento a base de pastillas se mantuviera.
Antes de consumir el aceite se informó sobre sus características, y comprendió la diferencia entre la marihuana que se usa por “diversión” y cuando se usa el compuesto que hace que el producto sirva para aliviar dolores.
Ambos entrevistados prefirieron reservar su identidad considerando las restricciones que aún existen sobre el aceite de cannabis y además porque hay una cuestión muy personal sobre cómo afrontar las enfermedades.
