Fabián Carabajal trascendió los límites pampeanos como uno de los locutores más destacados pero desde hace un tiempo emprendió un camino muy distinto: la doma de caballos. Una comunicación muy especial con animales que tienen mucho para dar y mostrar.
El transcurso del tiempo lleva, naturalmente, a que las distintas voces se vayan incorporando. Los tonos y sonidos comienzan a percibirse desde la panza materna con los más cercanos y luego se amplían a voces que llegan desde distintos lugares. La de Fabián Carabajal seguramente es un caso muy evidente, una voz que desde hace años se incorpora a millones y queda ahí, familiarizada desde la radio, la tele, la compu o cualquier otra herramienta usada para la comunicación.
Fabián tiene hoy 54 años y su trabajo como locutor lo llevó a lucirse, desde La Pampa, como uno de los más destacados de su rubro, incluso traspasando los límites del país y el océano (ganó el premio ‘León de Plata’ en el famoso Festival de Cannes por un comercial de Longui, una marca italiana de electrodomésticos). Hoy, si bien su voz sigue acariciando oídos cada día, el eje central de su cotidianeidad se vincula al campo, a ese lugar donde los caballos son la fuente de una energía que lo impulsa a mostrar, explicar y abrazar su trabajo de doma integral.
«Es un emprendimiento familiar que comenzamos hace seis años, cuando vine de Córdoba. Ya lo hacía cuando estaba allá, brindaba cursos y venía gente especialmente del norte: Salta, Catamarca, La Rioja, Jujuy. En La Pampa se fue dando otra modalidad, a través de las redes, y ya han venido de Italia, España, México, Uruguay, Chile. Por supuesto que para hacer este trabajo es necesario incorporar herramientas para lo que es domar un caballo, pero para empezar tenés que aprender a domarte a vos mismo. Y este es un lugar para conectarte con los caballos, nos encanta ser anfitriones del corazón de la gente», describe Fabián con una pasión que magnetiza, que seduce para conocer más y aprender.
Fabián es pampeano y desde chico supo que su búsqueda era en torno a lo comunicacional. Primero lo hizo con su trabajo como disc jockey, luego a través de la publicidad y un poco más tarde como locutor. «Me fui a estudiar y por algo fortuito aparecí en una radio en Buenos Aires. A partir de ahí todo se fue expandiendo y creciendo y a fines de los ’90 me instalé en todo el circuito latinoamericano. Aproveché y disfruté todo lo que la locución me pudo dar. Hasta 2005 estuve en Buenos Aires, me iba muy bien como locutor y con la comunicación publicitaria pero al mismo tiempo empecé a conectar con gente que nada que ver en ese palo y ahí aparecieron los caballos», resume Fabián sobre el inicio de un vínculo que le permitió una mirada introspectiva distinta, una búsqueda que le depara nuevas sonrisas, renovadas satisfacciones.
En «Doma integral», donde Carabajal trabaja en su campo cercano a El Durazno junto a su pareja Cecilia Sampietro («mi hija Anabela y un amigo, Lucas Gómez, se encargan de la imagen») ofrecen distintas opciones para quienes buscan, por ejemplo, la domesticación de los caballos. O como resalta Fabián, «simplemente comprenderlos de una forma sencilla y clara». «Se trata de aprender a comunicarse con el animal desde la lógica equina. La experiencia de trabajar y pensar con la lógica de otro ser vivo es el punto de partida para que se convierta, más allá de los caballos, en una experiencia personal enriquecedora. Y en simultáneo se trabaja la capacidad de liderazgo, autoestima, miedos, y varios aspectos del lenguaje del caballo que se relacionan directamente con conductas humanas».
La modalidad, denominada «Pienso caballo», consta de un contenido teórico práctico con rutinas de trabajo aplicadas a distintos caballos en diferentes estadios de doma, desde potros a caballos en últimos niveles avanzados de doma. Son seis horas diarias de trabajo y no hay límites de edad, aunque los menores de 12 años deben ser acompañados por un mayor.
«El servicio incluye traslado desde Santa Rosa a nuestro centro de Doma Integral y allí se brinda alojamiento, comida, seguro y un contacto fluido con caballos en un lugar donde la naturaleza invita a la conexión y donde los sentidos se agudizan», resalta Fabián sobre los encantos del verde, el aire puro y la vida a la naturaleza.
Lenguaje
El completo servicio que desarrolla cada día un emprendimiento como «Doma Integral» (el número de WhatsApp para averiguar detalles y pedir información es el 2954 310726) tiene un concepto, una filosofía, una búsqueda que es la que Fabián hizo al encontrar su comunicación con los caballos.
«Tenemos una máxima que es convencer versus vencer, pero para llegar a eso es necesario poner en práctica un juego de seducción, entablar un diálogo con el lenguaje del caballo, mínimamente tenés que saber su lenguaje y, a partir de ahí, investigar y conocer. En algún momento llegó esta tendencia de la doma sin violencia en este tiempo donde hay un empoderamiento muy visible. Nuestra generación entendió que muchas cosas se pueden hacer de otra manera. Mi idea siempre fue capacitarme para lograr más adeptos, ese es el cambio. Entender cómo piensan los demás y aprender cómo funciona haciendo una analogía con el comportamiento humano», describe Fabián.
Según el mentor de «Doma Integral», el «80 o 90 por ciento» de quienes asisten a las clínicas que allí brindan «son mujeres». Y el trabajo gira en torno a la «sensibilidad» y comunicación que emanan los equinos.
«Estamos en un punto donde se visibiliza el empoderamiento de la mujer y son ellas las que tienen ese contacto más estrecho y sincero con los caballos. Los varones, en cambio, estamos todavía sacándonos esa mochila de siglos que tenemos que demostrar virilidad y honor arriba de un caballo. Esa mochila ellas no la tienen, y creo que nos obliga a los hombres a despojarnos del ego y por qué no? encontrar nuestro lado más femenino», analizó Fabián.
«Brindamos herramientas para encontrar ese lenguaje, desde la sensibilidad, para poder trabajar también en el desarrollo personal. El del caballo es un lenguaje corporal. En cambio nuestro lenguaje humano es totalmente diferente, es verbal. Los caballos son seres de manada, y son presa de depredadores. Eso les genera ansiedad y suelen tener miedo, por eso es que necesitan alguien en quien confiar. Cuando vos lo sacás de la manada lo peor que le podés hacer es dejarlo solo. Los caballos son muy lógicos», dice Carabajal con impronta y método didáctico, además de un notable y profundo amor por lo que hace.
¿Y qué fue lo que te motivó a dar este giro en tu vida?
«Siempre digo que mi vida se mueve para donde se me mueven las tripas, siempre lo concebí de esa manera. En los laburos en publicidad siempre hacés tomas variadas y cuando terminás, agregás una o dos tomas más para que quede de back up. Yo siempre cuando salía de ahí me quedaba la sensación de que tendría que volver y hacer una o dos más, así que pensé: ‘el día que no me pase más esto, no lo hago más’. Y me pasó. Y me volví a La Pampa y empecé este camino de los caballos. La verdad que no concibo la vida sin pasión». Fuente La Arena
