En la jornada de ayer, sábado 23 de julio, en una nueva fecha del torneo de las categorías de inferiores sucedió un hecho que nos llamó la atención.
En el partido de quinta división en la localidad de Toay, donde los pibes del Club Guardia del Monte recibieron a sus pares del Club Social y Deportivo Winifreda, en un momento del encuentro, un jugador local no pude seguir jugando debido a una lesión, y con una mezcla de tristeza y dolor se da cuenta de que tiene que abandonar el campo de juego. En ese momento, es cuando el jugador del equipo visitante, el winifredense Francisco Yurk, junto a otro del equipo local, lo sostienen y lo ayudan a transitar, paso a paso y con mucho dolor, esos pocos e interminables metros que lo dejan fuera del campo de juego y más cerca de la atención médica.
En las redes sociales del Club Guardia del Monte, difundieron esa foto, donde retrata el momento difícil con el siguiente comentario: "SOMOS RIVALES NO ENEMIGOS. Hoy se dio ésta hermosa imagen en Guardia del Monte, más allá que el jugador de Guardia salió lesionado, el gesto del pibe del Deportivo Winifreda es para destacar".
Cuando desde las instituciones, y sobre todo las familias, se enseña a distinguir entre lo "esencial" y lo "importante", suceden éstos hechos, que en vez de ser cosas llamativas, deberían ser una constante en toda la sociedad.
Viendo el comportamiento de éstos "pibes", nos renuevan la esperanza de que "No todo está perdido".
El resultado del partido es solo anecdótico, el hecho de compañerismo dentro y fuera de la cancha es lo que se va a recordar en el tiempo.
