El nombre que falta en la lista del peronismo para las legislativas de este año generó un inesperado cortocircuito. Ahora, el tercer lugar se lo disputan entre el marinismo y el kirchnerismo. También mira de reojo la rama sindical. Se define al regreso de Verna.
La lista del PJ pampeano para las legislativas de octubre (con un previo examen en las PASO de agosto) está casi lista, pero una discordia de último momento empantanó el armado definitivo.
Es un hecho que el diputado provincial Ariel Rauschenberger y la vernista Melina Delú se posicionarán en el primer y segundo lugar, respectivamente.
Pero es el tercer espacio el que abre una pequeña grieta en las negociaciones que mantienen inquieto al peronismo: el marinismo apuró la difusión de que la postulante sería una mujer de su espacio, la alvearense Adriana Dalmasso, pero en las últimas horas surgieron serias dudas de que sea la elegida.
La pelea parece mano a mano con el kirchnerismo, según evalúan dirigentes del peronismo, aunque no faltan sectores gremiales que miran de reojo y quieren meter la cola. En realidad, no está ni siquiera definido de qué zona de la provincia será, ni cuál será el perfil buscado.
El kirchnerismo -que tiene como más altos exponentes a María Luz Alonso y Luciano Di Nápoli- coquetea con la idea de participar del consenso, en un mecanismo que también está atado al modo en que se definen las candidaturas a nivel nacional, con la idea de que, dentro de lo posible, prime una unidad que deje más o menos conformes a todos.
Esperando el regreso
La única verdad, a esta altura de las negociaciones, es que recién cuando regrese el gobernador Carlos Verna habrá definiciones concretas.
El marinismo, de todos modos, no disimula ciertos disgustos por el modo en que se gestó la lista de “consenso”: Espartaco Marín estaba lanzado a buscar el primer lugar, después la familia soñó con colar en segundo término a Varinia (otra hija del exgobernador) y ahora hasta podría quedarse sin sitio en el podio.
Dalmasso, la postulante marinista, es hija del exministro de Gobierno Provincial, José María Dalmasso. Mientras Jorge Lezcano y Roberto Robledo -con sectores internos propios y representación sindical- miran con cautela cómo se define el tema, el kirchnerismo evalúa nombres que puedan ubicarse en esa nómina.
A muchos sorprendió la decisión de que Rauschenberger encabece la lista: oriundo del sur, llegó a la Legislatura en nombre de Compromiso Peronista y quedó pegado al jorgismo con altísimo perfil desde que fue el ministro coordinador.
Pero los resultados de la interna obligaron a mutar: la línea interna que supo liderar el exgobernador Oscar Mario Jorge -desaparecido de la escena política- se diluyó hasta quedar cooptada por el liderazgo del gobernador.
Rauschenberger soportó un inolvidable reto por parte de Verna, cuando lo ninguneó en público el día en que anunció que no existiría más el cargo de ministro coordinador, porque -dijo- no había servido para nada. Desde entonces, poco a poco, el exministro se alineó bajo el ala de Verna y los suyos.
Días claves
La definición del tercer nombre no parece a primera vista como fundamental, pero en política nadie deja nada librado al azar: la aspiración del PJ es ganar la elección y recuperar la banca que perdió en 2013. Eso le permitiría colar dos legisladores nacionales y el tercero quedaría a la expectativa para un caso de renuncia, licencia o paso al costado.
Verna, además, también sueña con posicionar su figura a nivel nacional. Para eso necesita mostrar que el PJ pampeano sigue siendo uno de los más sólidos del país, con unidad concreta y real, a la que incluso pretende sumar a los representantes locales del massismo.
De ahí que el ruido entre marinistas y kirchneristas genera algunas angustias, que recién serán resueltas al regreso del gobernador. Marín, en sus últimas declaraciones, ha mostrado acidez hacia el kirchnerismo, renegando del Frente para la Victoria y sus proximidades, pero en el oficialismo no olvidan que -pese a las lógicas debilidades actuales de las huestes de Cristina- en las últimas internas de 2015, a las que el sector llegó de capa caída, sacó nada menos que 40.000 votos.
