Desde principios de julio, Argentina enfrenta una ola de frío sin precedentes que ha cubierto gran parte del país con temperaturas extremas. Climatólogos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) están analizando las razones detrás de este fenómeno y sus posibles consecuencias.
Según un informe de Infobae, actualmente 11 de las 24 jurisdicciones argentinas están bajo alerta roja debido a las temperaturas extremadamente bajas que comenzaron en la Patagonia y se extendieron hacia el norte. Este fenómeno ha impactado significativamente la salud de las personas, provocando casos de hipotermia y aumentos en la presión arterial, incluso en individuos sin enfermedades previas.
El pronóstico trimestral del SMN sugiere que agosto y septiembre podrían registrar temperaturas por debajo de lo normal en las regiones centro y sur del país, lo que plantea la pregunta: ¿estamos frente al invierno más frío en 60 años?
José Luis Stella, climatólogo del SMN, explica: “Desde el 4 de julio estamos experimentando una ola de frío inusualmente extendida desde la Patagonia hasta el norte del país. Sin embargo, es prematuro afirmar que este será el invierno más frío de las últimas décadas”. Stella señala que, aunque junio fue más cálido de lo habitual, la ola de frío que comenzó en julio podría prolongarse hasta mediados de mes, pero es necesario esperar para evaluar el invierno completo.
Natalia Gattinoni, licenciada en Ciencias de la Atmósfera del INTA, coincide con Stella en que aún es pronto para catalogar este invierno como el más frío en seis décadas. “Junio terminó con temperaturas más cálidas en el centro y norte del país. Los primeros 15 días de julio fueron muy fríos, pero debemos esperar hasta el final del mes para evaluar la magnitud del enfriamiento”, comentó Gattinoni.
Los registros del SMN destacan que los inviernos más severos de los últimos 60 años ocurrieron en 1984, 2007 y 1983, con anomalías de temperaturas medias entre 2 y 1.4 grados por debajo de lo normal. La histórica nevada del 9 de julio de 2007 y las múltiples heladas convirtieron a ese año en el segundo invierno más frío registrado en Argentina, según un informe climático de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La ola de frío actual, una de las más significativas de las últimas décadas, se debe a varios factores. José Luis Stella explica que la circulación de aire frío ha sido muy favorable, con varios pulsos de aire polar cruzando la Patagonia, cubierta de nieve, lo que permitió que la masa de aire llegara menos modificada al centro y norte del país.
Además, el sistema de alta presión ubicado sobre el centro del país ha contribuido a la persistencia y la intensidad de esta ola de frío. En inviernos anteriores, las olas de frío fueron más aisladas y mayormente confinadas a la Patagonia.
Las temperaturas mínimas extremadamente bajas han causado heladas generalizadas y la congelación de cuerpos de agua en diversas regiones, incluyendo Buenos Aires, La Pampa, el sur del Litoral, Córdoba y Mendoza. Esta situación, que ha durado más de 10 días, no solo ha sorprendido a los expertos, sino que también ha puesto a prueba la resiliencia de la población argentina ante uno de los inviernos más rigurosos en décadas.
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