La definición de las precandidaturas a diputados nacionales (y parlamentarios del Mercosur) en La Pampa para las próximas PASO fueron la gran novela política de los últimos días. No ahorraron incertidumbre, suspenso y especulaciones, y hasta giros de último momento, como ocurrió también a nivel nacional.
Las precandidaturas del peronismo y de Juntos por el Cambio en la provincia quedaron condicionadas a los acuerdos y decisiones nacionales. Nadie con verdaderas pretensiones podía mover porque dependía de definiciones al más alto nivel. Por un lado, en el peronismo esperan saber quién iba a ser el precandidato a presidente de Unidos por la Patria, o si iba a haber interna; y por JxC cómo se definía la interna de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, quienes los acompañaban, y si también se presentaba Facundo Manes.
En los medios pampeanos casi nadie se atrevió a publicar algún adelanto para no quedar en orsai. En alguno nacional cuando se habló de La Pampa se dieron como válidas postulaciones que en la realidad concreta no estaban definidas. Y así llegamos al sábado 24, con todo el escenario revuelto y confuso, cuando no confundido. La curva que nos comimos todos con la fallida postulación a presidente de Wado de Pedro el jueves y la sorpresiva unidad detrás de Sergio Massa el viernes fue la muestra de lo intrincado que fue todo este proceso.
El subibaja peronista
Vamos ahora al UP peronista. Se produjo en las semanas previas un “vacío” que dejaron las definiciones de los dos principales dirigentes provinciales (Carlos Verna dijo que la Plural no iba a presentar candidatos, el gobernador Sergio Ziliotto que cualquiera podía ser si no había unidad). Se lanzaron tres candidatos: el intendente Saúl Echeveste de La Cámpora, que tenía como carta ganadora que Wado de Pedro iba a encabezar una boleta; el diputado Roberto Robledo; y el sindicalista Rodrigo Genoni. Lo demás era silencio e incertidumbre. Las tres candidaturas, más allá de lo que cada uno representan como dirigente o su legitimidad, no contaban con los apoyos de otras líneas o sectores internos.
La mayoría observaba que dividido el peronismo a nivel nacional y con candidatos sin apoyo de las principales líneas, el resultado iba a ser bueno. Se pensó entonces entre funcionarios y dirigentes provinciales e intendentes en un posible candidato de la “unidad” o del “consenso”. El perfil fue el del ministro de Gobierno, Ariel Rauschenberger. Hubo algunos otros mencionados, pero Rauschenberger es un dirigente que no pertenece a la línea mayoritaria, tiene diálogo con todos los sectores y es reconocido como funcionario y legislador cuando le tocó cumplir esas funciones. Pero no quería dar el paso al frente ante el desmadre del panorama nacional.
El jueves, la breve candidatura de Wado de Pedro le dio más aire a La Cámpora, pero no cayó tan bien en los demás sectores. Frente a una interna nacional, el gobernador Sergio Ziliotto junto a sus pares provinciales empezó a presionar por Massa y una lista única, lo que consiguieron el viernes. El panorama se abrió. El viernes a la tarde Rauschenberger dio el sí ante el nuevo panorama. Con el mensaje de unidad, los precandidatos lanzados, que hasta tenían las listas completas para presentarlas, se bajaron.
Negociaciones cruzadas en JxC
Los que ocurrió en JxC fue tanto o más cruzado que lo del peronismo. En la UCR, el diputado nacional Martín Berhongaray quería la reelección luego de ser candidato a gobernador. Hasta algunos intendentes cercanos lanzaron un pequeño “operativo clamor”. Había otro sector de intendentes y dirigentes que pensaban en una renovación y desde el lado de los azules se impulsó (otra vez) a Francisco Torroba. Del lado del PRO ya estaban definidos los dos sectores de la principal interna: los que estaban con Horacio Rodríguez Larreta (referenciados en Martín Maquieyra) y los que estaban con Bullrich (Matzkin y el Colo Mac Allister).
Todo dependía de los acuerdos nacionales. Desde La Pampa se podía proponer, pero finalmente el cierre lo daban a nivel nacional. Berhongaray fue la opción de la alianza entre Larreta y Martín Lousteau, mientras que Gerardo Morales y Daniel Kroneberger mucho no pudieron hacer por Torroba. Sin embargo, Berhongaray quería ser el candidato de la “unidad”, algo que solo estaba en su cabeza porque iba a haber interna si o si entre Larreta y Bullrich. El legislador no quería enfrentar a otro candidato y la posibilidad de una derrota. Para colmo, Torroba sonó en su momento como acompañando a Manes cuando este se lanzó, antes de bajarse, lo que podía sacarle votos radicales. Berhongaray buscó entonces ser también el candidato de Bullrich, o sea estar en ambas boletas, y se le cayó la candidatura con Larreta, que se cansó de sus coqueteos a un lado y al otro.
Del lado de Bullrich ya estaba lanzado Martín Ardohain como precandidato a diputado y buscaban una alianza con los radicales. En tanto, el sector del radicalismo que impulsaba a Torroba negociaba con las dos presidenciables. Pero tanto a los de Larreta (que daba la diputación a un radical) como los de Bullrich (que ofrecía el lugar del Parlasur al radicalismo) no los convencía Torroba y esperaban otro nombre. Todo, como dijimos, estaba muy revuelto.
Sobre el mediodía del sábado, cuando se le estaba cayendo la posibilidad y el resto seguía adelante con las negociaciones, Berhongaray salió en los medios a promover que se bajaba si no había unidad. Fue el último manotazo para pedir por su reelección. Pero había una cuestión que estaba por encima de cualquier pretensión local: acá los que contaban eran los presidenciables, la boleta de adelante es la que arrastra al resto y la que va a buscar el votante.
Finalmente, todo cerró como se esperaba: Torroba con Larreta, Ardohain con Bullrich.
Comments