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Foto del escritorFernando “Catuto” Ojeda

Gaspar Kaiser, un referente del boliche en Winifreda

43 años de historia al frente de su bar

- Cronista: Fernando “Catuto” Ojeda. -


Gaspar Kaiser es actualmente el bolichero de Winifreda, él único que queda. Su boliche lleva el nombre tan clásico como moderno “Lo de Gaspar”. Es el modo como hoy nombran a muchos negocios. Un modo que proviene del decir popular de los pueblos, vamos a lo de Gaspar en este caso, y así con infinidad de lugares y negocios a los que hacemos referencia en los pueblos para indicar algún almacén, alguna tienda de ropas, alguna carnicería, alguna ferretería, panaderías entre tantas.


Gaspar Kaiser nació en Winifreda el 6 de febrero de 1952, su mujer es Raquel Petengaizer, sus hijos son Kevin Kaiser, Karen Kaiser y Leonel Kaiser.

Hoy “Lo de Gaspar” se encuentra sobre calle Rivadavia a la vuelta de la terminal de ómnibus, a dos cuadras de la plaza San Martín. Los que somos de Winifreda sabemos que Gaspar Kaiser comenzó con este oficio, y que su desempeño es de un profesional porque no empezó ayer con el boliche, muchos que superamos apenas los 40 años tenemos en nuestra memoria al Gaspar en el bar “La Terminal” donde estuvo muchos años, otros mayores recordarán a Gaspar en lo de Pilato o en la cantina del Club Social y Deportivo Winifreda. Dialogamos con Gaspar sobre su devenir en este oficio que solo pocos saben llevar con un sentido profesional y popular, dos cosas juntas que hacen a que un boliche sea cálido, cómodo e inolvidable.



_Empecé trabajando de mozo en el Club Social (la cantina) estaba Ricardo Kaiser, mi primo, él iba desde 11:30 horas hasta 3:30 horas o 4:00 horas de la tarde. Después me quedaba como hasta las 8 de la tarde que el volvía y él se quedaba casi toda la noche hasta cerrar. En el club estuve desde el 66 hasta el 71 que me tocó la colimba.


_¿En dónde te tocó hacer la colimba?

_En Mar del Plata.


_Ah igual que al Carlitos (Navarro)

_Claro, en la base área militar, nosotros salíamos de baja y ellos entraban. De acá fuimos dos, fuimos con el Goyito Cases, y un ruso de Mayer, el Aníbal Domke, estábamos todos juntos, éramos todos conocidos. Era para cuidar la base, éramos ciento y pico nomás.


En noviembre de 1972, Gaspar junto con sus amigos logra la baja y vuelve al pueblo, cuando vuelve al pueblo es volver a incorporarse a la vida pueblerina y a hacer algún trabajo.

_Cuando vuelvo al pueblo empiezo a laburar con mi viejo en la junta nacional de granos, estuve como un año o dos, y un día apareció el ruso Fischer (Manuel Fischer) diciendo que necesitaban un empleado para la estación de servicio. Ahí me fui con él y laburé ahí en la Shell que era de Brandemann, ahí estuve del ’72 como hasta el ’78. Ahí estaba Miguel Gabellota de encargado, el Humberto Nervi, y de ahí pasé a La Terminal. Eso fue a partir de Septiembre del ‘78. Ahí agarramos con mi cuñado, pero él estuvo unos 3 o 4 meses y se fue porque no le gustaba el boliche. Ahí estuve hasta el año 2003, que la intendenta en ese momento va a modificar la terminal y me vine para acá. Yo le ofrecí que los micros paren acá (el boliche se encuentra sobre calle Rivadavia). Y entonces fueron como 2 o 3 años en que los colectivos paraban acá. Después cuando re abrieron La Terminal yo preferí quedarme acá.


Gaspar Kaiser además de ser bolichero, de haber tenido durante muchos años la boletería de La Terminal, también tenía diarios y revistas para la venta.

_Las revistas, los diarios me los traía Don Prían (entre las revistas estaban en aquella época Nippur de Lagash, Tony, Paturuzú, Intervalo, Condorito, El Gráfico, Sólo Fútbol, entre tantas otras). Había hecho un revistero y también vendía billetes de lotería. El que me proveía de los billetes de lotería era el Lona Cases, que era casi que de la familia- (sonríe Gaspar, es que ´El lona´ era uno de los tantos habitué que del boliche La Terminal)-. Tu abuelo Pancho y tu tía Chiqui me traían el diario La Arena. A la Chiqui ya la conocíamos desde la estación de servicio. Después me vine para acá, y creo que de acá ya no me voy a ir más.


El boliche de Gaspar es muy particular, en sus paredes no faltan los cuadros dedicados al Enzo Francescoli, ídolo de River Plate, club del que es hincha Gaspar Kaiser, están sus músicos preferidos en una cigarrera ya sin las etiquetas de las marcas de cigarrillos, entre sus músicos preferidos están Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa, José Larralde entre otros. También se puede ver entre las imágenes que hacen al boliche un referente continental o acaso mundial, está el Che Guevara.

_El folklore prácticamente me gusta todo, lo que no me gusta es el folklore moderno. Me gusta el folklore de 3 guitarras y bombo, como Los Altamirano, es el que más me llama la atención.


_ ¿Y los gustos de la gente fue cambiando? ¿Qué se tomaba antes y que se toma ahora?

_Por ahí el que no cambió fui yo, acá se sigue con el Gancia, el Cinzano, el vino, hoy la mayoría ahora pide cerveza. Antes por ahí se pedía el coñac Tres Plumas y hoy ya no se pide, y la caña Garufa, lo que pasa que había una mayor diferencia de un vaso de caña a la medida de whisky, y el whisky como va con medida, siempre es poquito lo que le servís, y la caña es medio vaso, un poquito menos, por ahí le agregan fernet, y el vino -cuando estaban lo vasos Martona- era casi completo, algunos por ahí me decían que no se los llene porque le echaban soda, lo que no se usaba casi era el hielo, el hielo se usaba poco y nada, el hielo era nada más que para el whisky, y ahora al Gancia sino le hechas dos o tres cubitos, los vasos son los mismos. Después tenemos la picada, por ejemplo si piden Gancia les acerco un plato de maní, y eso llama al queso, y al plato de fiambre. Así hasta ahora. Pienso seguir, mientras pueda caminar.


En una época bar La Terminal fue un clásico boliche para ver los partidos de fútbol de la Primera A del fútbol argentino.

_Cuando recién apareció la televisión en el ’78, creo que fue el mundial cuando apareció la televisión a color, compramos un televisor grande, compramos… (Sonríe Gaspar y aclara) se lo habíamos sacado a Vicente Mossman en cuotas, por ahí se la pagábamos y por ahí no, pero el televisor lo trajo él. Porque fuimos a averiguar precios una vez y eran carísimos en esa época, y que vas a hacer me decía, y yo le decía no sé vamos a ver. A la tarde se apareció con el televisor, lo trajo, lo colocó, en esa época era con antena, de las que se giraban, hasta la torre trajo, una corona de bicicleta con la manija para girarlo, antes girábamos la antena para mirar, o Canal 3 o por ahí sabíamos agarrar ATC de Trenque Lauquen. Eso fue unos 10 o 15 días antes del mundial del ’78 cuando nos trajo el televisor. Se llenaba. Lo mismo pasó cuando los domingos se televisaban los partidos de primera, que en un principio no estaban codificados pero no todos tenían un televisor y luego no todos tenían cable (circuito cerrado). Después apareció el Gordo Rouco con la confitería, y después en el Club, ahí ya se dividía más la gente. Igual se llenaba, esperaban la hora para el partido y se tomaban la cervecita mientras miraban el partido.


Gaspar se muestra agradecido con su época del bar “La Terminal”.

_Estoy muy agradecido a La Terminal, porque todo lo que tengo ahora es por mi paso por la terminal, calcula que yo estaba de empleado en la estación de servicio, yo no me quería ir de lo de Brandemann, se lo habían ofrecido a mi cuñado pero solo él no podía atenderla por eso me busco a mí, yo no me quería ir pero Humberto y Miguelito Gabellota que eran los encargados de la estación me convencieron, me dijeron aprovecha que ahí vas a trabajar para vos, para cuenta tuya, y bueno de ahí compré el terreno y de ahí le fui metiendo ladrillo, hicimos los cimientos (sonríe) lo dejamos que se asentara bien (vuelve a sonreír) porque estuvimos como dos o tres años parado con la construcción, hasta que logramos abrirlo. En 1998 se abre acá la heladería “LeoKarKev”, que la atendía, mi señora, Raquel.


En el 2003 me vine con el bar y más o menos 3 o 4 años seguimos con La Terminal acá con los colectivos. Después cuando refaccionaron La Terminal me daba lástima no volver, pero estaba tan bien acá que digo, me quedo acá y que sea lo que Dios quiera, y por suerte tan mal no nos fue, no nos va tan mal, nos jodió un poco lo de la pandemia, pero bueno teniéndolo prácticamente todo pago. Ahora Karen, mi hija, abrió tipo almacén y además ella es repostera y por suerte está trabajando muy bien, y vamos tirando, siempre seguimos con el sángueche, empanadas, pizzas, el más pedido es el sángueche de milanesa, después algún lomo también pero ese ya casi se dejó de trabajar por los precios.



“Lo de Gaspar” sigue siendo un lugar de encuentro para quienes gustan de un vermut con amigos, ahora también pueden los pueblerinos o quienes visitan Winifreda encargar tortas, sángueche y si necesitan algún producto de almacén también, como así también revistas, y libros para los más pequeños.



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