Firme respaldo a la barrera sanitaria: la Mesa de Enlace cerró filas para proteger el estatus sanitario patagónico
- La Pampa
- 15 abr
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En una reunión clave convocada por el Gobierno nacional, dirigentes rurales de la Mesa de Enlace reafirmaron su respaldo a la histórica barrera sanitaria que impide el ingreso de carne con hueso al sur del río Colorado, medida que preserva el estatus de la Patagonia como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. La única voz disonante fue la del pampeano Ulises Forte, de la Federación Agraria Argentina, quien se manifestó a favor de revisar la prohibición.

El encuentro, encabezado por el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Sergio Iraeta, reunió a los principales referentes de las entidades agropecuarias nacionales y a ministros del área productiva de las provincias patagónicas. El foco de la discusión fue la controvertida Resolución 180/2025 del Senasa, publicada a mediados de marzo, que habilitaría el ingreso de carne con hueso, productos cárnicos y material reproductivo a la región sur. La medida fue postergada por 90 días tras un fuerte rechazo inicial.
Unidad ruralista frente al riesgo sanitario
“La barrera no se elimina. Va a seguir funcionando y es una decisión basada en evidencia científica”, expresó Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), al diario La Nación. Subrayó que el tema no es solo sanitario, sino también económico y regional. “Los patagónicos hace más de 20 años que vienen cuidando su estatus, y eso les permitió tener reconocimiento internacional. Eso es un logro y hay que respetarlo”, añadió.
En esa línea, Carlos Castagnani, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), señaló que hubo consenso en revisar ciertos puntos de la resolución, pero “no se habló de levantar la barrera”. Según el dirigente, los principales temores giran en torno al impacto que la flexibilización podría tener en la economía ovina de la Patagonia, uno de los sectores más vulnerables y menos desarrollados del país.
Desde Coninagro, su presidente Lucas Magnano adoptó una postura más moderada: “Tenemos productores a ambos lados de la barrera y buscamos representar a todos”. A su vez, advirtió que los mayores efectos negativos de la medida recaerían sobre la producción ovina y no sobre la bovina. “El riesgo cero no existe, pero hay que evitar que se afecte el estatus y los mercados internacionales”, enfatizó.

Una voz disidente: La Pampa vuelve a cuestionar la barrera
El único dirigente que planteó una visión distinta fue Ulises Forte, director del Distrito 8 de la Federación Agraria Argentina, en representación de La Pampa, la única provincia patagónica excluida de la convocatoria oficial. Aunque la ley nacional la reconoce como parte de la Patagonia, quedó al margen de esta reunión decisiva, lo que volvió a encender los reclamos históricos de la provincia.
Desde la gestión del exgobernador Carlos Verna, La Pampa ha sostenido que la fiebre aftosa no se transmite por carne con hueso, posición respaldada por diversos estudios técnicos. Sin embargo, ni durante el gobierno de Mauricio Macri ni el de Alberto Fernández se avanzó en una habilitación formal. Esto ha generado históricas desigualdades comerciales: durante décadas, cortes populares como el asado pampeano no pudieron ingresar a ciudades como Bariloche o Neuquén, que debían abastecerse con carne más cara proveniente de la propia Patagonia.
Lo que viene: negociaciones, revisiones y un reloj que corre
Durante la reunión se recordó que el Gobierno tiene un plazo de 60 días para definir el futuro de la Resolución 180/2025, mientras tanto, se acordó trabajar en una “reconfiguración” de las condiciones, con eventuales ingresos controlados, sin comprometer el estatus sanitario.
“Esto no es un levantamiento de la barrera, sino una revisión con aportes técnicos. Se buscará una solución que no afecte a ninguna parte ni ponga en juego la salud animal ni los mercados”, concluyó Magnano.
La polémica está lejos de apagarse, y la exclusión de La Pampa de la mesa de diálogo volvió a exponer las grietas políticas y territoriales en torno a una de las fronteras sanitarias más estrictas del país. Por ahora, la barrera sigue en pie, pero la presión para modificarla también gana fuerza.