La interna en la Unión Cívica Radical (UCR) dio un nuevo giro cuando doce diputados nacionales, entre ellos la pampeana Marcela Coli, anunciaron la creación de un nuevo bloque legislativo. Este grupo, alineado con Facundo Manes y Martín Lousteau, decidió distanciarse del sector dialoguista de la UCR, liderado por Rodrigo de Loredo, y formar una nueva bancada que será presidida por Pablo Juliano.
El quiebre se produjo tras el fracaso de la mesa de diálogo, que había sido organizada para evitar la división. A partir de ahora, el bloque original de la UCR en la Cámara de Diputados, que contaba con 33 integrantes, se reducirá a 21, debilitando su poder en el Congreso.
Motivos del quiebre
Aunque las tensiones dentro del bloque radical se intensificaron tras la llegada de Javier Milei a la presidencia, la ruptura definitiva se produjo luego de que De Loredo se negara a expulsar a cinco diputados que apoyaron al Gobierno en el veto de las leyes de movilidad previsional y financiamiento universitario. Estos legisladores, apodados despectivamente como “radicales peluca”, fueron vistos por los “rebeldes” como infiltrados del oficialismo.
Los doce diputados “rebeldes”, que se niegan a hablar de una ruptura y anuncian la creación del bloque del “verdadero radicalismo”, son: Pablo Juliano, Facundo Manes, Manuel Aguirre, Fernando Carbajal, Marcela Antola, Carla Carrizo, Marcela Coli, Mariela Coletta, Jorge Rizzotti, Juan Carlos Polini, Melina Giorgi y Danya Tavela.
El detonante final
El alto al fuego que había logrado el bloque radical se rompió cuando De Loredo aceptó participar en una reunión en la Casa Rosada junto a otros dirigentes radicales. La imagen de De Loredo y otros cinco diputados en Balcarce 50 fue el detonante que terminó de quebrar los puentes de diálogo restantes.
El diputado Fernando Carbajal fue especialmente crítico con la gestión de De Loredo, señalando en declaraciones a medios televisivos: “Hoy De Loredo, que tenía posiciones de equilibrio, se puso la peluca y marcó a la Casa Rosada”. Además, advirtió que más diputados podrían abandonar el bloque original para sumarse a la nueva bancada.
Consecuencias políticas
El surgimiento de este nuevo bloque radical complica el panorama político para la UCR y su relación con el Gobierno de Javier Milei. Con la bancada fragmentada, el poder de negociación de la UCR se debilita, afectando tanto sus posibilidades en la Cámara baja como su influencia en la coalición opositora.
Por su parte, los “rebeldes” continúan defendiendo la idea de que el radicalismo debe mantenerse firme frente al oficialismo y no ceder a las presiones del Gobierno, lo que deja a la UCR en una encrucijada política.
Esta fractura interna podría tener implicaciones a largo plazo, tanto para la unidad del partido como para su capacidad de construir alianzas políticas en el Congreso y en las elecciones futuras.