Con 40 años de vocación, Roberto Sacco asumió como jefe de Bomberos Voluntarios de Winifreda
- Winifreda
- 16 abr
- 3 Min. de lectura
El cuartel de Bomberos Voluntarios de Winifreda inició una nueva etapa con la asunción de Roberto Sacco como jefe del cuerpo activo. Con 40 años de trayectoria, que comenzaron en el cuartel de Trenque Lauquen allá por 1985, Sacco asume el liderazgo con la misma vocación de servicio que lo impulsó desde sus primeros días.

En una entrevista con Radio Contacto 104.1, compartió su visión sobre el presente y futuro de la institución, la evolución del rol del bombero y los desafíos que enfrenta el cuerpo local.
“Cuando todos corren, nosotros vamos hacia el lugar del peligro”, resumió con emoción y convicción. Para Sacco, ser bombero voluntario no es simplemente una elección: es una forma de vida que exige formación constante y compromiso absoluto. “Los fines de semana no descansamos con la familia, los dedicamos a capacitarnos. Somos un poco locos, pero sin el apoyo familiar no podríamos hacer esto”, reflexionó.
Más que valentía: formación y profesionalismo
Hoy, ser bombero requiere mucho más que coraje. Sacco remarcó que las exigencias han crecido y las disciplinas se han diversificado. Desde incendios estructurales hasta el manejo de materiales peligrosos, cada intervención demanda preparación técnica y práctica.
El propio jefe es coordinador nacional en la especialidad de materiales peligrosos, una responsabilidad que lo ha llevado a dictar y participar en capacitaciones a lo largo y ancho del país. “Ya no alcanza con querer ayudar. Hay que estar profesionalmente listos para cada situación”, afirmó.

Equidad de género y una cobertura regional cada vez más amplia
El cuartel de Winifreda también se destaca por su enfoque inclusivo. “Tenemos alrededor de 12 mujeres bomberas, un número muy alto en relación al total del cuerpo”, celebró Sacco, lo cual motivó ampliaciones edilicias en vestuarios y espacios comunes para garantizar condiciones equitativas.
La jurisdicción que cubren también se ha expandido significativamente: Eduardo Castex, Colonia Barón, Victorica, Luan Toro e incluso sectores de Santa Rosa entran dentro del radio de acción, en el marco de un sistema de asistencia recíproca entre cuarteles que garantiza respuestas rápidas en situaciones críticas.
Uno de los episodios más destacados de los últimos años fue la intervención en un derrame de ácido fosfórico en el frigorífico Carnes Pampeanas, donde Sacco estuvo a cargo de la coordinación con la brigada de materiales peligrosos. “Fue una tarea delicada, pero logramos contener la situación sin víctimas ni mayores daños”, recordó.
Necesidades urgentes: infraestructura, obra social y reconocimiento
Pese al compromiso del cuerpo, las necesidades no son menores. Una de las urgencias mencionadas por Sacco es la finalización del centro de entrenamiento de la Federación Pampeana, vital para seguir capacitando en especialidades. “Tenemos muchos conocimientos, pero falta un espacio adecuado donde aplicarlos”, explicó.
También pidió una revisión en el acceso a la obra social provincial SEMPRE, ya que muchos bomberos quedan excluidos por estar inscriptos en el monotributo o tener otras condiciones laborales que generan incompatibilidades. Aunque cuentan con seguros por accidentes, las coberturas no suelen ser suficientes y, en muchos casos, deben costearse los tratamientos con recursos propios.
“No recibimos sueldos, ni viáticos, y muchas veces tampoco estamos exentos de tasas municipales o licencias”, lamentó, poniendo de relieve la falta de reconocimiento real hacia quienes arriesgan su vida por la comunidad.
Un llamado al compromiso comunitario
Con la humildad y pasión que lo caracterizan, Sacco también se dirigió a la comunidad: “Necesitamos que la gente se acerque, colabore con los cuarteles, se asocie o participe en nuestras actividades. Vendemos rifas, organizamos el Lechón Móvil o choripaneadas para mantenernos en pie. Cada gesto suma y hace la diferencia”.
Así, el nuevo jefe deja en claro que ser bombero voluntario en La Pampa no es solo apagar incendios, sino entregar el alma, sin pedir nada a cambio. Una historia de entrega silenciosa, coraje sin aplausos y un ejemplo que merece ser conocido, valorado y acompañado.