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Foto del escritorFernando “Catuto” Ojeda

Carlos Alejo y “Casa Alejo”, otra historia de nuestro pueblo.

Suena un ruido de radio, suena un tango y la voz del locutor de radio A.M. nos indica que entramos a “Casa Alejo”, un almacén que está abierto desde el año 1958.


Carlos Agustín Alejo está sentado en una silla de madera, como las de antes, como las de los boliches donde los amigos se juntaban a jugar a las cartas, a los dados o simplemente a compartir un copetín.

- Cronista: Fernando “Catuto” Ojeda -

Carlos saluda a sus clientes; desde su temprana juventud le tocó trabajar en el almacén que abrieron su papá Emilio y su mamá Sofía. Carlos tuvo una hermana llamada Sofía, está casado con Alicia Klug.

Carlos y Alicia tuvieron un hijo llamado Mauro. Quien escribe estas líneas tuvo la suerte junto a otros muchachos y muchachas del pueblo de conocer a Mauro y compartir su amistad.



Carlos y Alicia llevaron adelante el almacén llamado “Casa Alejo”. Alicia Klug, quien fue maestra en nuestra escuela N° 104 Fredo Frediani, trabajó en “Casa Alejo” junto a Carlos, su esposo, durante 41 años. Hoy ambos siguen juntos, y con ellos en el local se encuentran Ruben y Gustavo dos trabajadores que son como de la familia.


En “Casa Alejo”, se empieza temprano, Ruben Gutierrez y Gustavo Arias, un puntano y un victoriquense, hoy ya winifredenses, son los responsables de atender a la clientela.

Carlos Alejo también llegó desde Victorica, con su papá y su mamá, con sólo 4 años.

Ruben y Gustavo son los que hoy atienden al público, mientras que Carlos observa y corrige o aclara algunas dudas en el desarrollo de las tareas.

Durante muchos años por Carlos amanecía y antes de que asomara el sol ya estaba en el almacén, abría las puertas y dejaba que el fresco de la mañana se metiera en el negocio. Alicia lo hacía luego al igual que los muchachos que trabajan allí, lo mismo hacía Mauro. Hoy Carlos llega al local a media mañana junto con Alicia, que luego sigue con sus cosas, Alicia hoy ya es una maestra jubilada pero esa es otra historia.


Antes de meternos en el devenir histórico de “Casa Alejo” le preguntamos Carlos si un tal Pedro Alejo era algo de su papá Emilio, pues Pedro Alejo tenía una Sodería en Santa Rosa, sobre la calle Juan B Justo, entre Pico y Villegas, según le comentaron a este cronista.

Carlos_ Era hermano de papá, la sodería la tenía con otro hermano que se llamó Saúl. Vendían soda y kerosén.

Fernando_ Contanos un poco de tus tíos, quienes eran los hermanos, hermanas de tu papá.

Carlos_ Eran 6, 3 españoles y 3 argentinos; Pedro, Saúl y Miguel eran españoles, Catalina, Francisco y papá Emilio eran argentinos.

Fernando_ ¿Cómo fue llegar a Winifreda?

Carlos_ Tenía cuatro años cuando nos vinimos de Victorica a Winifreda. Había fallecido un tío mío. De ahí en más no fui más a Victorica hasta que vine grande y después estando de novio volví a ir.

Fernando_ En aquel entonces ¿dónde tenían la casa?

Carlos_ Acá al lado, donde ahora está la cochera, ahí teníamos la casa. Cuando se abre el negocio el Banco de La Pampa no estaba acá en frente, estaba allá en tu barrio, funcionaba en la municipalidad. Acá en frente estaba Kramer, que vendía chorizos, jamones, acá en frente vendía, pero la quinta la tenía de acá derecho, allá atrás. También estaba la Panadería Núñez y ellos también vivían acá en el barrio.

En la esquina frente a este almacén estaba Reclus Fernández; donde ahora es la casa de Lorena Calandri había una carnicería de Asteazaran. A la vuelta del Club estaba la casa de la familia Inchaurraga y al lado la casa de ellos estaba la familia Dahir.

“Casa Alejo” en 1958 cuando se abrió estaba acá al lado, era un local chiquito. Mi papá además trabajaba en la panadería “El Indio”. Antes era todo suelto, por kilo. Un tiempo papá se fue a Buenos Aires y ahí empecé yo a estar a cargo del almacén.

Después vino un muchacho a trabajar con nosotros, ese muchacho es Vicente Gabriel Tissera, no me olvido más el día que se fue, porque le salió un trabajo en Santa Rosa. Al tiempo llegó Ruben.


Hay una pausa, Carlos intercambia saludos y charlas con sus clientes.


Fernando_ ¿Cómo fue tu infancia y juventud en el pueblo Carlos que nos podes contar?

Carlos_ Bueno entre otras cosas supe jugar al fútbol, yo jugaba de 4, en esa época estaba el Lona Cases que llegó a Primera, me tocó compartir el fútbol con Valuca Isa, el Tucho Biglia, el Colorado Koller, ellos llegaron a primera, Valuca en tercera. En el barrio estaban acá atrás los Ponce, al lado de mi casa estaba la familia de Mario Villalva y doña Ana. A la vuelta estaba la familia Inchaurraga donde ahora está el Joselo.



Fernando _ ¿Y en la juventud a donde salían, donde ibas vos?

Carlos_ Yo solía ir a la cantina del club, pero hasta los 18 años no te dejaban entrar. Algunas de las personas que íbamos era Nacha, Oval Pulido, el Lona pero Lona estuvo un tiempo en Villa Mirasol, el Valuca Isa era otro de los muchachos que iba a la cantina.

Los bailes se hacían en un salón del club que estaba en la avenida, después se trajo para acá donde está ahora.

Mientras se desarrolla la charla pasa Ruben y comenta “Carlos contale cuando hacías teatro”, Carlos sonríe pero justo viene a buscarlo Alicia, porque ya es hora de retornar a la casa, al hogar. La charla va a retornar un día después.


Fernando_ Carlos ayer nos quedamos con ganas de que nos cuente sobre tu época de actor de teatro en el pueblo.

Carlos_ A teatro íbamos con la Doctora Ilvia, la señora del Doctor Davor, y entre otros muchachos estaba “El petiso” Martín, el Cambá Ponce, las chicas de Onandia entre otros que ahora no recuerdo.

Después como salida íbamos a boliches, yo iba al “Ta -Te -Ti” de Pereira, por ahí cerca estaba la revistería de Prian. Al “Ta- Te –Ti” iba a jugar al billar. Pero ojo recién de los 18 años en adelante podías entrar. Prian estaba donde después fue Farmacia Priotti. Donde estuvo el boliche de Joselo vivía Alberto Waiman, ahí cerca al lado ensayaba la orquesta de Nicasio Rodríguez.


Fernando_ De “Casa Alejo” yo recuerdo al venir de chico con mi mamá que se despachaban bebidas…

Carlos_ Si, antes mientras se despachaba la mercadería a los clientes que venían del campo, de los diferentes lotes como puede ser Lote XIII solían tomarse un vermut en el mostrador del fondo.

Se servían varias bebidas, Legui, caña fuerte, wiski, vermut como el Cinzano, Gancia, también se tomaba ginebra. El Wiski se vendía mucho, antes bajábamos 25 cajones de wiski por mes y ahora compramos uno por mes. Ha cambiado el tema del consumo de bebida, ahora se toma mucha cerveza. Era otro el tiempo con el contábamos para movernos, entonces se podía tomar una trago mientras se hacían las compras.



En “Casa Alejo” hoy trabaja Rubén Gutierrez, y lo hace desde 1981, antes trabajó dos años con la familia Clara en el corralón de materiales de construcción, donde hoy está Cable Imagen. Cuando Rubén llegó ya estaba Vicente Tissera, luego Vicente emigró a la ciudad de Santa Rosa. En “Casa Alejo” quedó Ruben, y alternaba Mauro. También supo estar un muchacho llamado Pablo Affonso, y con el tiempo llego Gustavo Arias, que está desde 1995.


En sus inicios el almacén “Casa Alejo” además de sus productos típicos y despacho de bebidas fue incorporando productos de bazar y algo de calzados, con el advenimiento de la pandemia se dejó de traer los productos de bazar.

Ruben sostiene que hoy el bazar ya casi no se trabaja porque con el tema de la pandemia la atención al público cambio, “hubo dos años que despachamos a puertas cerradas, es decir hacíamos el reparto, se despachó durante dos años por encargue, entonces el bazar es algo que si la gente no puede observar y elegir con tiempo no se puede trabajar. Lo mismo ocurre con el calzado, acá siempre se vendieron las alpargatas, lo que son las zapatillas Sorpasso, pero ya no tanto como antes. Hoy el almacén está bien enfocado en su ramo” concluye Ruben.



Antes de irnos de “Casa Alejo” y de dejar la charla, Carlitos me avisa que no olvide escribir que es uno de los tantos hinchas de San Lorenzo que tiene Winifreda. En ese momento entra Alicia al local, ya es cerca del medio día; los muchachos sueltan al pasar “Alicia cuente como eran los bailes en Victorica a los que iban con Carlos cuando andaban de novios…” Alicia sonríe y se van al hogar. Casa Alejo es otra historia de una familia que con afecto y dedicación hacen a la historia de nuestro pueblo Winifreda que este año tiene ya 107 años de historia.

“Casa Alejo” está abierta desde 1958 y hoy la atienden Ruben, Gustavo y Carlos por su puesto. Todos Winifredenses por elección.




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