Amenazas, destornilladores y violencia: un hombre fue condenado por una seguidilla de hechos intimidatorios

La jueza de control María Elena Grégoire condenó a un año de prisión efectiva a Gustavo Andrés Sidam, un jornalero de 51 años, por protagonizar tres episodios cargados de violencia, amenazas y altercados públicos que generaron temor en distintos puntos de Santa Rosa.

Los hechos, que comenzaron el pasado 27 de diciembre y se extendieron durante los primeros días de enero, incluyeron amenazas de muerte, exhibición de armas blancas y comportamientos intimidatorios tanto en un centro de salud como en la vía pública y en un organismo municipal.

Un mediodía de terror en el centro de salud de Zona Norte

Todo comenzó cuando Sidam ingresó al Centro de Salud de Zona Norte, en busca de una vianda para su hija. Al recibir como respuesta que el lugar no entregaba viandas directamente, pero que se gestionarían por los canales correspondientes, el hombre estalló de furia. Según el relato de testigos, "profirió amenazas intimidatorias contra el personal", dijo que tenía un arma y que “los iba a matar”, incluso hizo el ademán de llevar la mano a la cintura, como si estuviera por sacar un arma.

La tensión escaló rápidamente: durante unos 30 a 40 minutos, el lugar se volvió escenario de miedo e incertidumbre. Sidam no solo amenazó con robar, dar un “fierrazo” y quemar el centro de salud, sino que también lanzó frases aterradoras como “se van a acordar de mi cara”, “tienen que elegir si las dejo ensueradas en el hospital o las mato” y hasta admitió haber estado preso por homicidio. Fue necesaria la intervención policial para reducirlo, ya que se resistió activamente a retirarse del lugar y terminó detenido.

Segunda escena: amenazas a un expolicía con destornilladores

Apenas diez días después, el 6 de enero, Sidam volvió a ser protagonista de otro episodio alarmante. En plena vía pública, en la esquina de Junco y Donatti, interceptó a un expolicía al que le espetó: “Milico ortiva... te voy a reventar la cabeza”. En una actitud desafiante, extrajo dos destornilladores de su mochila y adoptó una postura agresiva. El expolicía logró mantener la calma, lo persiguió y facilitó que fuera aprehendido a pocas cuadras.

Tercer incidente: irrupción y amenazas en el Centro de Gestión Social

Como si fuera poco, apenas quince minutos más tarde, Sidam se presentó en el Centro de Gestión Social Municipal, en la intersección de Francia y Errecalde, acompañado por otra persona. Allí intimidó a una mujer con los mismos destornilladores, realizando movimientos amenazantes que obligaron a los presentes a alertar nuevamente a las autoridades.

Condena firme: un año de prisión efectiva

Por estos hechos, la jueza María Elena Grégoire resolvió condenarlo a un año de prisión de cumplimiento efectivo, manteniéndole además la condición de reincidente, ya que posee antecedentes. La sentencia se dictó en el marco de un juicio abreviado acordado entre el fiscal Andrés Torino, la defensora oficial Alejandra Moyano y el propio imputado, quien reconoció su responsabilidad penal por los delitos de amenazas simples y amenazas calificadas (dos hechos).

Cabe destacar que en los juicios abreviados, el juez o jueza no puede aplicar una pena más severa que la solicitada por la fiscalía. Sidam permanece detenido desde el 8 de marzo.

Este caso no solo evidencia una peligrosa escalada de violencia individual, sino también la rápida intervención de las fuerzas de seguridad y el accionar judicial ante situaciones que ponen en riesgo la integridad de trabajadores de la salud, exfuncionarios y ciudadanos comunes.