LA SEMANA PAMPEANA I – El Tribunal de Impugnación Penal confirmó sin modificar el polémico fallo que condenó a prisión a cuatro docentes de 25 de Mayo por los abusos denunciados por los padres. El TIP no creyó en los argumentos que acusadores y defensores esgrimieron para atacar aquélla decisión que, sin pruebas objetivas, ni testigos, encarceló a los maestros. Los dos jueces que integraron la sala de alzada que se ocupó del caso coincidieron a pies juntillas con los tres magistrados del tribunal en su decisión condenatoria. Así como ninguno de los tres integrantes del tribunal tuvo una mirada siquiera mínimamente distinta a sus pares, tampoco la tuvieron los integrantes del TIP que, se suponía, debían revisarla.
II – Esta sugestiva coincidencia de cinco jueces sobre un tema que se presentó como sumamente controvertido, llama la atención. Más la llama que no haya merecido siquiera una consideración la filtración del fallo condenatorio a poco de concluir el debate. La filtración solo mereció un reto al defensor que la dio a conocer. No obstante, para los observadores atentos, la filtración y la unanimidad sugieren mucho más de lo que están dispuestos a admitir los que forman parte de esa tácita entente judicial que, por fuera de la ley, de los códigos y la jurisprudencia, induce a los integrantes del Poder Judicial a comportarse más como una hermandad, una logia, o un corporación, que responde a lógicas inconfensables que como lo que se supone que son.
III – La cantidad de fallas en la lógica utilizada para la condena, la ausencia de pruebas que despejen las dudas que suscitan las supuestas pruebas y, sobre todo, el “premio” que el sistema le otorgó al que ofició de “savonarola” en la acusación a los docentes, hacen ruido. Hace ruido que en un caso tan complejo, no hubo siquiera uno de cinco que pensara ligeramente distinto. Hace ruido que la debilidad de la construcción de la acusación no haya sugerido a ninguno de los cinco siquiera una observación.
IV – El caso seguramente irá a la Corte y allí, es posible y esperable, se rompa la unanimidad, se preste atención a la inconsistencia lógica con que actuó la justicia pampeana, y se escuche una opinión jurídica que nos devuelva a todos la certeza de que la justicia pampeana entiende que tiene, tanto como la función de condenar al culpable, el mandato de garantizarle al inocente su libertad. En La Pampa, el caso de 25 de Mayo puso a todos en libertad condicional al derogarse en la práctica esa premisa. El caso nos advierte a todos que si estamos en el camino de una turba de linchadores asociados a las ambiciones políticas de un acusador medieval que quiera usar una condena como plataforma de su ingreso y ascenso a la carrera judicial, nuestra suerte estará echada.
V – Los periodistas hemos sido víctimas de ese consenso ilegal, antijurídico y con fines inconfesables de los tribunales locales que han condenado en muchas ocasiones a los escribas por delitos que no se verificaban en las supuestas pruebas que daban pie a la acusación. Cuando el aludido era uno de ellos, de su clase de funcionarios y lo que se debatía públicamente era para la corporación, un ataque a la hermandad, los fallos privilegiaban la identidad de clase y el periodismo era condenado por cumplir con su deber. Pero cuando esos casos han llegado a la Corte, el máximo tribunal los ha dado vuelta y ordenado a la justicia pampeana se atenga a derecho y dicte un nuevo juicio. La diferencia (no menor) es que, a diferencia de los docentes, los periodistas afrontamos el proceso en libertad.
VI – La semana agravó la situación en el norte provincial con nuevas lluvias que cortaron rutas y accesos, aislaron importantes localidades, impidieron el acceso a los campos y obligaron a enormes rodeos a quienes se trasladan de un pueblo a otro. En Santa Rosa, las nuevas lluvias llenaron de zozobra a los vecinos que vieron semanas atrás inundadas sus casas y expuso la fragilidad de la infraestructura urbana y provincial ante estos extremos climáticos. Las decisiones que por estos días se adoptan ante la crisis tienen, si se quita toda la maleza de las acusaciones cruzadas partidarias y se cree en la sinceridad de las exposición de intenciones, una coincidencia: es necesaria una inversión cuantiosa y de años para evitar que los problemas se repitan con la gravedad con que han llegado este año. También es coincidente que en esta crisis la Nación no parece urgida por acudir con la premura que la emergencia exige. La ruta 35 cortada casi dos meses, y meses de demora en la adjudicación de la licitación para la confección del nuevo Plan Director para Santa Rosa hablan a las claras de ese ninguneo nacional a nuestra realidad provincial de “patio trasero” de la Argentina.
