Cuatro mini empresas de tecnología germinan en Incubatec, el lugar donde los estudiantes y graduados de la Facultad de Ingeniería de la UNLPam dan sus primeros pasos en la innovación y los negocios.
El Valle del Silicio (Silicon Valley en inglés), en la península de San Francisco, aloja a muchas de las mayores corporaciones de tecnología del mundo -Google, Yahoo, Apple, Intel, Nokia, eBay, Adobe- y a miles de pequeñas empresas en formación, un mundo lleno de cerebros pensando en tener el próximo acierto de esta era digital que domina el planeta.
En el primer piso del edificio de la calle 21 de General Pico cada mañana una mini Silicon Valley local se llena de jóvenes que también sueñan con tener su propio camino, el de la empresa a su nombre. En Incubatec funcionan cuatro emprendimientos que justamente están en la etapa de incubación, en la búsqueda de crecer y caminar solos.
“Nos dedicamos al diseño y desarrollo de dispositivos electrónicos, especialmente en el área de control y telemetría. Tenemos distintos productos, por ejemplo un bio reactor, que lo utilizan en la carrera de Química en la Facultad de Exactas, en Santa Rosa, para hacer experimentos. El aparato reemplaza a uno importado e industrial y gasta menos reactivos para la prueba”, explica Fernando Mazzaferro (27), que cursa el último año de la carrera de Ingeniería Electrome-cánica.
Junto a Leandro Alesso (26), analista de sistemas, llevan adelante Arbit Ingeniería, una de las empresas que están en Incubatec, el polo de emprendimientos tecnológicos jóvenes basados en el estudiante y graduado de la Facultad piquense.
“También hacemos el autoclave, un aparato muy caro que tienen los laboratorios. Otro producto que desarrollamos es un banderillero satelital: cuando fumigan un campo reemplaza al hombre que se para con una banderita para centrar las alas del avión y no repetir el lugar por el que ya pasaron. Con nuestro equipo marcás un punto, al otro lado otro y te va guiando, si te desviás un poquito una luz te marca por dónde ir. Lo bueno también es que evita que ese pobre hombre respire todo el producto que se usa para fumigar”, destacó Fernando.
Incubatec tiene a su disposición un piso en el cual las mini empresas que se están incubando comparten el espacio en común. Divididos apenas por gabinetes conviven e intercambian experiencias y conocimientos para potenciar sus búsquedas.
“Acá te levantás de la silla y charlás con el de al lado. Podés preguntarle cosas sobre facturación o tecnología que vos no manejás y eso te ayuda. Pero más allá de eso, lo mejor es que adquirís herramientas que no tenés cuando te recibís. Los ingenieros tenemos un perfil muy técnico y nos cuesta a la hora de hablar, de vender tu producto, de salir a la calle, entonces acá nos van dando eso que es clave en cualquier proyecto comercial”, reconoce Matías Grossi (32), ingeniero en sistemas y analista programador que tiene a su cargo DyD Soft.
Junto a Diego Baratta, su colaborador, desarrolla un sistema de gestión que se usa en cualquier navegador. “Lo que principalmente nos piden es facturación electrónica. Lo utiliza la Facultad de Veterinaria con dos sistemas; uno para el stock de laboratorio y otro para el departamento contable. Ahora la Asociación de Hockey sobre césped también lo adoptó para la página con todo el fixture, fechas, clubes, jugadores federados, etc”.
Dentro de Incubatec los incipientes empresarios realizan cursos de marketing, de venta y publicidad, “de cómo llegar a la gente y vender. Nada que ver con lo que estudiás en la facultad, son cosas que sirven de mucho”, indicó Matías.
En la oficina de al lado, Bruno Rossi y Pablo González ofrecen su desarrollo de software para distribuidoras, especialmente de comercios mayoristas. SaaS-Net ya tiene clientes fuera de la provincia porque vende en Neuquén, Mendoza y Buenos Aires.
“La gran ventaja es que en Incubatec tenemos todos los servicios, el lugar a disposición y eso te permite concentrarte en tu objetivo. Si tuviéramos que salir a alquilar o a buscar algo ya sería otro tema. Por ahora buscamos crecer y después sí, el paso siguiente es salir”, contó Bruno. Incubatec ya tiene tres empresas graduadas que funcionan muy bien por su propia cuenta. La idea de sus impulsores, la Facultad y el gobierno pampeano principalmente, es generar un polo emprendedor con mayores posibilidades aún. E incentivar a los más jóvenes a generar sus proyectos e iniciativas mientras cursan sus carreras.
En esa etapa de crecimiento también está Grifo Creativo, la empresa de Lionel Tramontini, junto a Matías Rivas (estudiante) y Dino Cisterna (como pasante). “Tenemos un sistema de gestión para empresas, y uno de turnos para profesionales de la salud, los dos aplicados en el mercado local y en lugares de Santa Rosa, en Córdoba, en Salta y en Buenos Aires. Hace un año y medio que estamos incubando y venimos en plena expansión, este tiempo fue muy productivo para nosotros, estamos muy contento”, dice Lionel mientras atiende un llamado y no saca la mirada de su pantalla. Una de las varias que titilan todos los días en el mini Silicon Valley pampeano.
